El cambio de estación trae consigo una variación en la duración de los días y las noches. Con la llegada de la primavera en el hemisferio norte, los días comienzan a ser más largos y las noches más cortas. Este fenómeno se debe a la inclinación del eje de la Tierra y su relación con el Sol.
La primavera en el hemisferio norte comienza alrededor del 20 de marzo y a partir de ese momento, la cantidad de luz solar que llega a la Tierra aumenta gradualmente, lo que se traduce en días más largos. Este proceso culmina en el solsticio de verano, que ocurre alrededor del 21 de junio y marca el día más largo del año.
Es importante destacar que este fenómeno no ocurre de la misma manera en todo el planeta. En el hemisferio sur, por ejemplo, ocurre lo contrario: con la llegada del otoño, los días comienzan a ser más cortos y las noches más largas.
El día comienza a alargarse.
Cuando empiezan a ser los días más largos, uno de los fenómenos naturales más notorios es el alargamiento del día. Este proceso se debe a la inclinación del eje terrestre y la posición de la Tierra respecto al Sol.
A medida que el invierno va dando lugar a la primavera, el día comienza a alargarse y la luz solar se va haciendo más intensa.
El alargamiento del día es un proceso gradual que se produce a lo largo de varios días y semanas. A partir del solsticio de invierno, que suele tener lugar alrededor del 21 de diciembre, los días comienzan a ser cada vez más largos. Sin embargo, este proceso no es uniforme y varía según la latitud y la ubicación geográfica.
En latitudes más altas, como en los polos, el proceso de alargamiento del día es mucho más marcado. Durante el invierno, estas regiones experimentan la noche polar, un periodo en el que el sol no llega a salir durante semanas o incluso meses. A medida que el invierno da paso a la primavera, el sol comienza a hacer su aparición y los días comienzan a ser cada vez más largos, hasta que llega el solsticio de verano.
En latitudes más bajas, el proceso de alargamiento del día es menos pronunciado, pero sigue siendo evidente. En estas regiones, el sol suele salir y ponerse todos los días, pero la duración del día varía a lo largo del año. Durante el invierno, los días son más cortos y las noches más largas, mientras que en el verano ocurre lo contrario.